En la lectura obligada de una mañana de fin de semana, llama la atención una nota de prensa que refiere a una respuesta que el Presidente de la República hizo a un periodista, luego de su mensaje a la nación de este último 28 de Julio.
“Mi deber es gobernar y no hacer balances”, dijo.
Analizando esta frase, nos queda claro que no se refería a los balances contables que se deben hacer al menos una vez al año. Suponemos entonces que se refería a otro tipo de información de gestión, que él no hace, e inferimos que tampoco su aparato de gobierno/entorno.
Queremos creer Creemos más bien, que es una frase pre fabricada, preparada por él o alguno de sus asesores. Frase que va alineada a la imagen que quiere proyectar, acerca de su pertenencia a una “nueva” clase política, más ejecutiva, práctica, que habla menos y hace más, pero que “no hace balances”.
Sin embargo, cualquiera hubiese sido su intención, es un mensaje que encierra un riesgo, pues podría ser tomado como ejemplo acerca de cómo se debe liderar una organización.
Veamos. En un escenario menos estricto - sin rigor contable, “balance” es toda información que luego de un análisis: i) compara lo que se ha planificado para un período, frente a lo que realmente se ha logrado al final de ese mismo período, y/o ii) compara la gestión propia, con la de nuestros competidores (una especie de benchmarking).
“Mi deber es gobernar y no hacer balances”, dijo.
Analizando esta frase, nos queda claro que no se refería a los balances contables que se deben hacer al menos una vez al año. Suponemos entonces que se refería a otro tipo de información de gestión, que él no hace, e inferimos que tampoco su aparato de gobierno/entorno.
Queremos creer Creemos más bien, que es una frase pre fabricada, preparada por él o alguno de sus asesores. Frase que va alineada a la imagen que quiere proyectar, acerca de su pertenencia a una “nueva” clase política, más ejecutiva, práctica, que habla menos y hace más, pero que “no hace balances”.
Sin embargo, cualquiera hubiese sido su intención, es un mensaje que encierra un riesgo, pues podría ser tomado como ejemplo acerca de cómo se debe liderar una organización.
Veamos. En un escenario menos estricto - sin rigor contable, “balance” es toda información que luego de un análisis: i) compara lo que se ha planificado para un período, frente a lo que realmente se ha logrado al final de ese mismo período, y/o ii) compara la gestión propia, con la de nuestros competidores (una especie de benchmarking).
Cualquiera de las dos interpretaciones, trata sobre información comparativa. En este escenario, “gobernar (liderar) sin hacer balances” será igual a decir “administrar sin revisar información comparativa”. ¿Es posible esto? En primer lugar, la información de un balance - tal como lo estamos entendiendo - es indispensable en toda gestión administrativa. De lo contrario, no sabremos cuán cerca o lejos hemos llegado a nuestras metas u objetivos y/o cuán diferentes estamos haciendo las cosas, respecto a nuestros competidores. En segundo lugar, ¿quién hace estos balances?
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En el marco de la gestión de un Presidente, diariamente podemos ver en revistas y diarios especializados, informes, comentarios, ratings, encuestas, etc., que a todo administrador, le debe resultar muy beneficioso echarle al menos un ojo. También al Presidente de la República, como “Gerente” de una organización compleja, tal cual es un país.
Después de todo, estos balances reflejan el resultado de un análisis externo, los cuales, por lo general, difieren de los obtenidos de los balances internos o contratados por la propia empresa.
¿Qué es entonces lo importante?
Si la información procede del entorno de la empresa, sin duda merece revisarse. Si la información la provee alguien externo (empresa o persona) a quien reconocemos experiencia, transparencia, sapiencia, y sobre todo independencia, no hay otra, debe ser revisada.
Conclusión: esperemos que los Gerentes y Administradores del país (y el Presidente, como líder de la principal “empresa” de los peruanos) comprendan bien la importancia de revisar información comparativa que se hace acerca de la propia gestión.
Después de todo, estos balances reflejan el resultado de un análisis externo, los cuales, por lo general, difieren de los obtenidos de los balances internos o contratados por la propia empresa.
¿Qué es entonces lo importante?
- Primero, no dejar de hacer y/o revisar balances.
- Segundo, y tomando en cuenta al recurso tiempo (uno de los recursos más importantes en toda gestión), hay que saber qué revisar y que no.
Si la información procede del entorno de la empresa, sin duda merece revisarse. Si la información la provee alguien externo (empresa o persona) a quien reconocemos experiencia, transparencia, sapiencia, y sobre todo independencia, no hay otra, debe ser revisada.
Conclusión: esperemos que los Gerentes y Administradores del país (y el Presidente, como líder de la principal “empresa” de los peruanos) comprendan bien la importancia de revisar información comparativa que se hace acerca de la propia gestión.